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De un sueño a un floreciente ecosistema escolar en una zona árida de Zimbabwe

Una escuela rural instalada en una de las zonas más áridas de Zimbabwe se ha convertido en un modelo de centro ecológico sostenible, con huertos, un jardín de plantas aromáticas y una cochiquera.

La transformación de la Escuela Primaria Sihlengeni, situada en la zona de Esiphezini en Gwanda (Zimbabwe), que fue una de las ganadoras en 2017 del Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), empezó con una idea.

El director de la escuela, Sibanga Ncube, no las tenía todas consigo cuando se trasladó de su avanzada escuela de Bulawayo a la Escuela Primaria Sihlengeni, pero cuando llegó allí vio tres eucaliptos que crecían cerca del centro, lo que le dio esperanza e inspiración.

En la actualidad, más de 700 alumnos y 17 docentes, en colaboración con miembros de la comunidad, participan en un importante proyecto de permacultura  y se especializan en cultivos y cría de animales como parte de un complejo plan de estudios que además ofrece educación de calidad, música y danza.

El proyecto, que se inició en 1995, trabaja en armonía con la naturaleza para revertir el deterioro de los terrenos y las prácticas insostenibles, y fomentar la producción de alimentos y el acceso al agua potable en todos los aspectos, y está incorporado al programa de aprendizaje de la escuela.

En la práctica, docentes y alumnos plantan árboles autóctonos, millo y maíz, crían pollos y cerdos, y aprovechan los alimentos que la escuela produce o los venden en el mercado local.

El Sr. Ncube afirmó: “Hace 20 años, les pedí a todos los estudiantes de los grados quinto a séptimo que plantaran un árbol y que cada día trajeran de su casa un litro de agua para regarlo, y ahora tenemos una hermosa arboleda en torno a la escuela”.

Y las ideas que se hicieron realidad en Sihlengeni se han difundido por otros lugares.

“La gente viene aquí y se sorprenden por la cantidad de trabajo que hemos realizado y muchas escuelas quieren que les transmitamos nuestros conocimientos y competencias”, dijo el Sr. Ncube.

La base financiera del Proyecto es la granja avícola, que se complementa con las ventas de cerdos y hortalizas. Los padres que no disponen de recursos para pagar las tasas escolares pueden trabajar en el proyecto como medio de sufragar esos costos.

La Escuela Primaria Sihlengeni ilustra el tipo de enfoque innovador y audaz al desarrollo sostenible que el Premio UNESCO-Japón de EDS pone de relieve.

Los nombres de los ganadores del Premio de este año serán anunciados en septiembre y la ceremonia de premiación tendrá lugar en París, en octubre próximo. El Premio, creado por el Gobierno del Japón, consiste en tres dotaciones anuales de 50.000 dólares estadounidenses para cada uno de los galardonados. El Premio lo entregó por primera vez la Directora General de la UNESCO en 2015.

El Premio y sus ganadores reconocen la función de la educación al vincular las dimensiones social, económica, cultural y medioambiental del desarrollo sostenible.