Historia

El poder de enseñar aprendiendo del CUPS, en Puebla, México, una tradición premiada por la UNESCO

El programa busca abatir el rezago educativo que aún se registra en el mundo. Un compromiso que fue reconocido por el Premio Internacional de Alfabetización UNESCO-Confucio 2020
6,890

personas beneficiadas

Leer y escribir es poder y trasciende al placer. María Alicia Andrea Aldana tiene 75 años y hasta hace poco no podía leer recados o notificaciones que llegaban a su casa. Lo logró gracais a una de las campañas de alfabetización del Centro Universitario de Participación Social (CUPS) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), en México. Ahora, María Alicia disfruta de la lectura.

“A veces en la noche me pongo a leer un ratito, cuando tengo tiempo me siento y me pongo a leer un papel, ya puedo leer.”

A mi esposo le mandaban citatorios y no se los podía leer, ni él tampoco sabía leer. Él tenía un hermano y le llevábamos los citatorios para que nos dijera qué decían
Alicia Andrea Aldana

Esta es una de las diferentes realidades que se presentan en México y, ante las cuales, el CUPS inició operaciones en 2001, hace 20 años, junto con su primera campaña de alfabetización para personas adultas en comunidades rurales.

Esto es posible gracias a la participación de estudiantes de la BUAP, prestadores de servicio social y voluntarios, e incluso de otras instituciones educativas de Puebla y de otros estados, quienes se suman a las campañas de alfabetización que se realizan en verano, en una comunidad rural, para enseñan a leer y escribir a personas mayores a los 15 años, en clases diarias y gratuitas, con apoyo de materiales proporcionados por la propia Universidad, ya sea en las casas de quienes están en proceso de alfabetización o en otros espacios públicos y comunitarios, pues las actividades se extienden a otras asignaturas, como matemáticas y geografía, y a proyectos comunitarios.

Y es que el programa del CUPS no sólo se puede percibir como una acción unidireccional de enseñanza sobre las letras y otros campos de conocimiento, pues las y los alfabetizadores también realizan actividades donde se refuerzan conocimientos locales, al mismo tiempo que los reconocen. Por ejemplo, el desarrollo de herbarios o antologías de cuentos y leyendas, además de participar en actividades comunitarias y actividades del campo, como cosechar u ordeñar, promoviendo un diálogo enriquecedor.

“Tenía dos alumnas y tomábamos las clases en sus casas, una de ellas (Juliana) era un poco grande, pero tenía todas las ganas de aprender y a pesar de que no podía ver bien, tratábamos de hacer las cosas para que pudiera aprender, al final ella solita pudo escribir su nombre y se sintió muy contenta y emocionada. La otra señora (Paula) era muy joven, siempre me decía que quería aprender a leer porque sus hijos se burlaban de ella porque no sabía leer ni podía escribir las cosas y no podía ayudarles con su tarea. Entonces tratábamos de hacer las clases de modo que ella pudiera explicar algunas cosas a sus hijos y pudiera hacer trámites como los de las becas de sus hijos o clínica de salud”.

Saber leer y escribir, la educación a lo largo de toda la vida, es indispensable para que las personas tengan mayores herramientas para enfrentar sus propios contextos y mejorar su calidad de vida.

“Las realidades sociales desafían las formas de participación, las herramientas de aprendizaje, las formas de enseñar, nuestras formas de entender las necesidades educativas en contextos de violencia, discriminación, carencias, desigualdad… desde ahí y con investigación, teoría y práctica, intentamos potenciar la creatividad colectiva, fundamento en principios de justicia, equidad, igualdad y respeto…”, mencionó Mirta Figueroa Fernández, Directora del CUPS, en la ceremonia de entrega del Premio, el 11 de mayo de 2021, en el Salón Barroco del Edificio Carolino de la BUAP, después de que la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, anunciara a los ganadores en septiembre de 2020.

 

El programa del CUPS, junto a otras iniciativas y acciones en México y en otros países, busca abatir el rezago educativo que aún se registra en el mundo pues, al menos, 750 millones de personas jóvenes y adultas no saben aún leer ni escribir, siendo la mayoría mujeres, y 250 millones de niñas y niños no consiguen adquirir las capacidades básicas de cálculo y lectoescritura, señaló el Representante de la UNESCO en México, Frédéric Vacheron, al mencionar que, como parte de la labor de la Organización, se promueve el “aprendizaje a lo largo de toda la vida”, que también responde al Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Datos estimados sobre analfabetismo en México

3.7 Millones

de personas de 15 años y más que no saben leer ni escribir

Por otra parte, la mitad de las personas en situación de analfabetismo en México se encuentran en los estados de Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Estado de México y finalmente en Puebla. En ese entorno es donde el CUPS refrenda su compromiso de solidarizarse con comunidades aledañas.

El Premio UNESCO-Confucio ayudará a fortalecer la sostenibilidad del programa “Aprender enseñando”, pero es importante recordar que los alfabetizadores y quienes forman parte del CUPS consiguen donaciones y recursos para seguir con su labor de intervención social de manera gratuita. Por lo que este Premio también es una invitación a la población mexicana, en particular la poblana, a seguir apoyando a instituciones, organizaciones y colectivos que abonan a acelerar el paso hacia el desarrollo sostenible, inclusivo y justo.

 

El Premio UNESCO-Confucio recibe apoyo del gobierno de la República Popular de China y valoran iniciativas en favor de poblaciones rurales y de jóvenes no escolarizados, en particular niñas y mujeres, y junto al CUPS fueron galardonados en 2020 la Just Commit Foundation, de Ghana, y la Oficina General de Alfabetización de Saná, en Yemen.

 

También forma parte de estos Premios Internacionales de Alfabetización de la UNESCO, el Premio UNESCO-Rey Sejong, que recompensan proyectos de educación y formación en lenguas maternas y que está auspiciado por el Gobierno de la República de Corea. En 2020 fue entregado a Ageing Nepal y las United World Schools, en Reino Unido.