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La imaginación y el dinamismo ayudan a las escuelas lituanas a concretizar en acciones el concepto de la sostenibilidad

Una experiencia simple pero convincente sobre la biodegradabilidad y llevada a cabo en las escuelas preescolares es uno de los medios innovadores que permiten que las escuelas lituanas trabajen en favor de la sostenibilidad.

El Programa de escuelas sostenibles del Centro lituano para la infancia y la juventud se inauguró en 2013 con el objetivo de promover el desarrollo sostenible y de sensibilizar al público mediante la creación de comunidades escolares que estén en mejores condiciones para gestionar y desarrollar sus propios recursos. El programa figuró entre los candidatos al Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), en su edición de 2018, que forma parte de un ámbito de acción más amplio de la UNESCO en materia de EDS.

El programa lituano, basado en Vilnius, tiene como objetivo formar en los centros docentes a equipos “verdes” de diez personas en los que puedan incorporarse docentes, alumnos, padres y miembros del personal administrativo. Hasta el momento, 139 centros, desde escuelas maternales hasta establecimientos de cuadros docentes no formales, se han sumado al programa para aprender a mejorar la calidad de vida de las generaciones futuras.

Lina Blazeviciute, responsable del proyecto, afirmó:  “El programa comenzó hace cinco años de la manera más simple: una página web en la que las escuelas podían inscribirse para evaluar su impacto ecológico”.

“Las primeras escuelas comenzaron a aplicar ideas relacionadas con el desarrollo sostenible, como pegatinas para recordar a todos la necesidad de apagar las luces y de cerrar las canillas. Estas mismas escuelas han pasado hoy en día a otros proyectos más complejos como la creación de huertos escolares y la movilidad sostenible. El año pasado, por ejemplo, una escuela quiso incitar a los niños para que se sirvieran de sus bicicletas para asistir a la escuela. En vez de organizar un evento puntual, el personal organiza una salida a los barrios alrededor de la escuela, algo que ha servido a un estudio minucioso que identifica los peligros de la circulación y los lugares en donde es necesario crear carriles para bicicletas. Los resultados fueron presentados a la Municipalidad que llevó a cabo las mejoras necesarias para que aumente el uso de la bicicleta.”

Cada escuela comienza su programa con una conferencia temática a la que se invita a expertos en materia de desarrollo sostenible, junto a dos o tres sesiones cada año dirigidas a los docentes y vinculadas con las universidades, para ponerse al día en lo relativo al estado de las investigaciones. A comienzos del año, las escuelas que participan en el proyecto elaboran un plan que proponen al programa, y que brinda consejos sobre su contenido y estructura.

Al final del año, se redacta un informa indicando los logros y la cantidad de personas que participan. Las escuelas obtienen puntos y se organiza una ceremonia para entregar las medallas verdes, de plata y oro, que recompensan los diferentes logros.

La innovación con miras a colmar el déficit de financiación

“Muchas ideas son realmente innovadoras”, declaró Lina. En el ámbito de una experiencia llevada a cabo con tres niños en una escuela preescolar, se enterró el corazón de una manzana y un papel de caramelo. Varias semanas más tarde, los niños pudieron constatar que el corazón de la manzana había desaparecido completamente, mientras que el envoltorio del caramelo permanecía intacto: una lección simple, pero útil, que ilustra lo que significa la biodegradabilidad.

Otras escuelas crearon sus propios huertos y jardines de hierbas aromáticas después de haber participado en talleres sobre la construcción de invernaderos, el cultivo de vegetales y la elaboración de sus propios zumos y desayunos sanos.

“Estamos siempre buscando la manera de interesar a los niños y de hacer que estos temas se vuelvan lúdicos e interesantes, y es ahí cuando necesitamos realmente a los docentes para poder llevar a cabo un trabajo excelente”, declaró Lina. “Por eso, nos interesamos mucho en las nuevas tecnologías para hablar de sostenibilidad a los niños.”

Hacer de la sostenibilidad una norma

Introducir a los niños en el ámbito de la biodiversidad existente fuera de sus aulas o casas también forma parte del programa.

“Exhortamos a los docentes, incluso en las escuelas urbanas, a llevar a cabo salidas con los niños y a hacerles descubrir la riqueza de su propio entorno, la cantidad de árboles, insectos o animales diferentes”, añade Lina. El programa organiza también en las zonas naturales caminatas estructuradas a partir del tema de la biodiversidad que pueden atraer a miles de participantes.

La finalidad del programa es simple

“Para nosotros, la próxima etapa consistirá en lograr que las escuelas apliquen los conceptos de sostenibilidad que se benefician de una atención política adecuada. Nos gustaría que la sostenibilidad se convierta más en una norma que en una excepción. Nuestro gobierno aplica ya el concepto de “escuela idónea”. Ahora queremos que uno de los criterios para convertirse en este tipo de escuela sea la sostenibilidad. También queremos reforzar nuestras alianzas internacionales para poder compartir nuestras experiencias”, declaró Lina.