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Las reservas de biosfera de montaña ante una nueva era para lograr sistemas socioecológicos resilientes
De las 738 reservas de biosfera de 134 países designadas hasta ahora por la UNESCO, casi la mitad se encuentran en regiones montañosas. Debido a su amplitud, la Red Mundial de Reservas de Biosfera de Montaña es un vehículo eficaz para la investigación colaborativa aplicada y el intercambio de conocimientos entre las comunidades de montaña. Dos años después de la reactivación de la red, la Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna (España) acogió del 7 al 11 de marzo la primera reunión presencial de la red en un mundo postCOVID.
Los participantes diseñaron un plan de trabajo para los próximos dos años centrado en abordar problemas mundiales como la pérdida de biodiversidad y el cambio climático para apoyar la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Abordar estos trascendentales problemas mundiales requiere cada vez más tender puentes entre la política, la investigación científica y los conocimientos indígenas y locales.
Las reservas de biosfera de montaña pueden desempeñar un papel estratégico en la conservación de la biodiversidad, en consonancia con el Marco Mundial para la Biodiversidad post-2020 Kunming-Montreal adoptado el pasado diciembre. Las montañas son el hogar de más de mil millones de personas y de la mitad de los puntos calientes de biodiversidad del mundo. Albergan los mayores niveles de diversidad genética, de especies y de ecosistemas por unidad de superficie de la Tierra, lo que hace que estos ecosistemas sean extremadamente vulnerables a la fragmentación del hábitat y al cambio climático.
Como dice el refrán, la unión hace la fuerza. Eso es cierto en el caso de la Red Mundial de Reservas de Biosfera de Montaña. Los miembros pueden utilizar la red para reivindicar perspectivas locales, compartir y reproducir las mejores prácticas, fomentar la colaboración transfronteriza y atraer apoyo financiero, institucional y logístico.
La secretaría técnica de la red la comparten la Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna y el Centro de Investigación de Ciencias Ecoambientales de la Academia China de Ciencias.
How beekeeping could staunch Spain’s rural exodus
La Reserva de Biosfera Valles de Omaña y Luna está llevando a cabo un proyecto que, de tener éxito, podría reproducirse en otras reservas de biosfera de montaña. Tras décadas de un declive demográfico gradual a medida que los jóvenes se trasladaban a las zonas urbanas, la Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna está recurriendo a la apicultura como forma de crear empleo rural. La ausencia de agricultura convencional en los seis municipios se ha convertido en una ventaja, ya que los jóvenes se sienten atraídos por un territorio que se ha librado de los duraderos problemas causados por los pesticidas para la salud humana y el medio ambiente.
En la reserva de biosfera, es frecuente encontrarse con recién llegados al negocio de la apicultura, muchos de ellos mujeres jóvenes. También hay algunos habitantes que llevan generaciones practicando la apicultura como negocio familiar tradicional.
Gracias a la marca de la reserva de biosfera, los productores locales pueden obtener una certificación para sus productos que garantiza su participación en un sistema de producción respetuoso con el medio ambiente, en un momento en que un número creciente de consumidores busca canales de distribución cortos y alimentos producidos localmente.
Gracias a este sistema de certificación, los apicultores de la Reserva de Biosfera de los Valles de Omaña y Luna han podido producir variedades de miel de calidad excepcional, muchas de las cuales han sido premiadas en los últimos años en los concursos más prestigiosos para cualquier aspirante a apicultor, como los London International Honey Awards, los Great Taste Awards y la Asociación Española de Apicultores.
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