“¿Debe la escuela instalar paneles solares en el tejado?” En la mayoría de los centros educativos, estas preguntas las responde el director en consulta con los docentes. Desde 2017, este no es el caso en el instituto de segunda enseñanza Max-Windmüller-Gymnasium de Emden, en Alemania. En este instituto, los asuntos como este se debaten en el “parlamento climático” y en el “consejo climático”. En estos órganos, los representantes de los alumnos de todos los grados debaten y deciden sobre cuestiones relacionadas con el clima. Basándose en las decisiones del parlamento climático, el establecimiento ha montado, por ejemplo, paneles solares en el tejado, ha realizado talleres sobre la relación entre los hábitos alimenticios y las emisiones de CO2 y ha instalado secadores de manos eléctricos que permiten ahorrar papel en los baños.
Gracias al parlamento climático, los estudiantes abordan el aprendizaje sobre el cambio climático de forma diferente, como atestigua Laura Oldewurtel, estudiante y presidenta del parlamento: “Normalmente, aprendemos sobre estas cosas, hacemos una prueba y luego pasamos al siguiente tema. Con el parlamento climático, siempre estamos comprometidos con el tema y lo tratamos activamente”. Algunos de los docentes incluyen los temas debatidos en el parlamento climático en sus clases habituales y pretenden enseñar en equipo interdisciplinario para crear experiencias de aprendizaje pertinentes para sus alumnos. Para Laura Oldewurtel, “nuestras actividades son atractivas, todo el mundo está comprometido, porque hacemos lo que todos quieren”.
La colaboración entre docentes y alumnos de distintos grados es esencial para el parlamento climático y tiene una repercusión positiva en el ambiente de la escuela, como afirma el profesor y coordinador del parlamento Kai Gembler: “Puede que yo sea mayor y tenga un título académico, pero lo interesante es la interacción de docentes y alumnos cuando tenemos un interés común”. El papel que desempeñan los alumnos en el proceso de decisión facilita que se adopten nuevas normativas o instalaciones y que estos cambios se adapten a sus necesidades y capacidades. Los alumnos no sólo aportan cambios en materia de clima en el establecimiento, sino que también aprenden sobre la democracia al interactuar en los órganos y procesos democráticos de toma de decisiones. El profesor Gembler subraya que “los alumnos adquieren el sentimiento de poder actuar, de responsabilidad y de confianza en sí mismos, algo importante no sólo para que adquieran conocimientos, sino para prepararlos a convertirse en ciudadanos globales comprometidos y responsables”.
Por eso, para el profesor Gembler, es importante considerar el parlamento climático como una forma importante de enseñanza y aprendizaje: “No hemos hecho nada en los últimos años que haya promovido tanto el talento como este proyecto”, subraya. La estudiante Laura Oldewurtel, explica, “escribe correos electrónicos a los estudiantes, a la ciudad y a los fabricantes, planifica eventos, se informa sobre temas climáticos, da conferencias, mantiene a sus compañeros al día, escribe informes y crea redes. Hace muchas cosas que creo que son importantes para futuros puestos de liderazgo”.
El parlamento climático también permite que el estudiante reflexione sobre cuestiones relativas al cambio climático para las que no hay una respuesta fácil, por ejemplo: ¿Debería seguir habiendo intercambios presenciales con los alumnos de otros países cuando es necesario coger el avión? El parlamento climático es un foro en el que se pueden analizar estas cuestiones desde distintos ángulos y en el que los estudiantes pueden tomar una decisión informada al respecto.
Este enfoque innovador, que ya ha empezado a extenderse a otras escuelas alemanas, permite a los alumnos participar en las decisiones de la escuela y sentirse dueños de las nuevas instalaciones y procedimientos, así como de la enseñanza y el aprendizaje que tienen lugar en su escuela.
