Sistema de alerta contra los tsunamis – Prepararse para lo impredecible

Cómo la labor realizada por la UNESCO en el sistema de alerta temprana contra los tsunamis reduce el riesgo de desastres costeros catastróficos que pueden causar muchas muertes y destrucciones.
Última actualización:30 de Mayo de 2022

La UNESCO es el organismo de las Naciones Unidas encargado de las ciencias oceánicas. Gracias a su Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI-UNESCO) –a la que se han adherido 150 Estados Miembros– y a su competencia en los ámbitos de la cultura y la educación, la UNESCO coordina las actividades en materia de ciencias oceánicas llevadas a cabo por los científicos, el sector privado, la sociedad civil y otros organismos de las Naciones Unidas. Todos juntos han creado los sistemas de alerta contra los tsunamis, y también están cartografiando los fondos oceánicos, identificando a las especies marinas, procurando que se incluya en los currículos escolares una enseñanza básica sobre los océanos y protegiendo los sitios oceánicos que albergan una biodiversidad excepcional y poseen una belleza incomparable. Aquí les proporcionamos más información sobre la labor desempeñada por la UNESCO en el sistema de alerta temprana contra los tsunamis, así como sobre el funcionamiento de éste y su utilidad para salvar vidas humanas.

Los tsunamis son fenómenos relativamente poco frecuentes, pero sus efectos mortíferos son devastadores cuando la furia de la naturaleza se desencadena. Su impacto inicial copa las primeras planas de los medios informativos en un primer momento, pero sus secuelas posteriores en la vida, los medios de subsistencia y el medio ambiente de las comunidades afectadas se prolongan durante muchos años después de que hayan sido golpeadas por estos desastres naturales.

En los últimos cien años 58 tsunamis se han cobrado 260.000 vidas humanas, lo que hace que se sitúen en cabeza de los demás riesgos naturales en lo que a la mortandad se refiere. Se prevé que se van a producir más en el futuro debido a la elevación del nivel del mar provocada por el cambio climático.

Por lo tanto, estar preparados para afrontar estos fenómenos puede ser una cuestión vida o muerte.

11 de marzo, 14:00 UTC – La Tierra tiembla

Se produce un seísmo en el Atlántico, a unos 100 kilómetros al este de las Antillas Menores, el archipiélago de pequeñas islas volcánicas caribeñas que forman el arco largo y frágil que se interpone entre el Mar del Caribe y el océano abierto. Poblado por 3,2 millones personas, este archipiélago está asentado sobre una de las placas tectónicas de la corteza terrestre.

Cuando esa placa se desliza a lo largo de la falla geológica caribeña, se produce un desencadenamiento masivo de energía similar al de la explosión de una ojiva nuclear. Esa explosión provoca la formación de una onda de choque a unos 25 kilómetros por debajo de la superficie del planeta.

Los seísmos de fuerte intensidad son enormemente destructivos de por sí, pero además pueden desencadenar otros cataclismos.

Cuando el lecho del mar se eleva repentinamente, esto provoca el desplazamiento de volúmenes de agua colosales que forman olas muy potentes en todas las direcciones, al igual que las ondulaciones producidas por una piedra arrojada a un estanque.

Aunque las comunidades de las Antillas Menores, debido a su situación frente al Atlántico se hallan en la primera línea de peligro cuando surgen las olas amenazantes, también se ven en situación de riesgo las poblaciones de las Antillas Mayores –Cuba, Haití, Jamaica y Puerto Rico– y las del Golfo de México y la costa de Venezuela. En total, unos 160 millones personas pueden hallarse ante una situación de peligro inminente.

Olas de tsunami: fotos escaneadas digitalmente de la colección del ITIC

11 de marzo, 14:02 UTC – Se detecta el seísmo y se activan los sensores de alerta contra los tsunamis

El centro de observación sísmica de la isla francesa de Martinica capta el terremoto y estima que alcanza una intensidad de 8,5 en la escala de Richter. Esta magnitud considerable causa inquietud, porque los seísmos importantes que se producen debajo de la superficie del mar suelen provocar tsunamis mortíferos. La detección visual del tsunami en la inmensidad del mar abierto todavía resulta problemática porque sus potentes olas no alcanzan una gran altura mientras se desplazan bajo el agua.

Por eso, hay mareógrafos en las costas y boyas oceánicas de profundidad que vigilan continuamente los océanos para detectar toda alteración amenazadora que pudiera producirse. Actúan como centinelas silenciosos capaces de espiar y rastrear cualquier cambio, por minúsculo que sea, en la temperatura y presión del fondo del mar.

Una boya oceánica anclada en las aguas profundas de Barbuda –una isla de coral plana, rodeada por playas de arena blanquirrosa y aguas cristalinas– capta la fuerza de la ola submarina y alerta al centro de vigilancia de la isla hermana de Antigua.

11 de marzo, 14:05 UTC – El Sistema de Alerta contra los Tsunamis da la señal de alarma

El centro de vigilancia de Antigua introduce los datos sobre la fuerza de la ola que se avecina en el Sistema de Alerta contra los Tsunamis, que a su vez da la señal de alarma a todos los observatorios de la región. Inmediatamente se alerta a las autoridades de todos los países vecinos, ya que una transmisión rápida de la información a los centros especializados en la gestión de situaciones de en emergencia es fundamental para atenuar los daños causados por los tsunamis.

Predicción y prevención de desastres



La prevención de los desastres naturales de gran envergadura exige un alto grado de cooperación, tanto internacional como multilateral. Después del tsunami que azotó a Chile en 1960, dejando tras de sí una estela de muertos y destrozos que llegó hasta países tan lejanos como el Japón, la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO (COI-UNESCO) se hizo cargo de la estructuración del Sistema de Alerta contra los Tsunamis en el Océano Pacífico, que fue el primero en su género.

El seísmo de Chile, que alcanzó una magnitud de 9,5 en la escala de Richter, fue el de mayor intensidad de todos los registrados en el siglo XX y provocó un tsunami que golpeó con olas de hasta 25 metros de altura unos 4.000 kilómetros del litoral de América del Sur.

Quince horas después, el tsunami ya se había desplazado a unos 10. 000 kilómetros al este del Pacífico y arremetía contra las costas de los archipiélagos de Hawái, Japón y Filipinas. En total, acabó cobrándose más de 2.000 vidas humanas.

La imponente magnitud del desastre puso de relieve la necesidad de crear un sistema de sistema de emisión de señales de alerta en la región del Océano Pacífico, donde se produce la gran mayoría de los tsunamis más mortíferos del mundo. Con el correr de los años, ese sistema ha ido evolucionando y no se limita a dar solamente señales de alarma. En efecto, la UNESCO ha incluido en el sistema la realización de actividades de prevención de los tsunamis, de preparación de las comunidades para afrontar sus peligros y de fomento del uso de las tecnologías más modernas para rastrear y detectar estos fenómenos mortíferos.

En otras regiones oceánicas y marinas del mundo –el Océano Índico, el Mar Caribe, el Atlántico Nororiental y el Mediterráneo– también se han adoptado sistemas de alerta temprana contra los tsunamis siguiendo el modelo del organizado en el Océano Pacífico.

11 de marzo, 14:15 UTC – Se da la alerta pública

El maremoto ya está a la vista en las Antillas Menores. Queda muy poco tiempo antes de que embista contra la costa. En el océano profundo sus olas pueden desplazarse a lo largo de miles de kilómetros, llegando a alcanzar una velocidad de hasta unos 800 kilómetros por hora, o sea la velocidad de un avión a reacción.

En Martinica, las autoridades locales alertan a los medios de información y comunicación que inmediatamente repercuten la señal de alarma al público en general. La policía hace sonar las sirenas de sus vehículos y transmite órdenes con sus altavoces. Conducidos por sus maestros, los escolares salen apresuradamente de las aulas para encaminarse hacia terrenos más altos. Los oficinistas y los turistas tratan de ponerse salvo en los tejados y azoteas de los edificios más altos.

Capacitar a las comunidades para que aprendan a reaccionar



Un sistema de alerta temprana contra los tsunamis sólo puede ser eficaz cuando la población conoce la naturaleza de estos fenómenos, es perfectamente consciente de sus consecuencias y sabe lo que tiene que hacer en casos de emergencia.

Todo esto es fundamental, si tenemos en cuenta que los tsunamis se producen muy cerca de las costas y que muchas veces puede no quedar tiempo para impartir o cumplir con las órdenes oficiales que se transmitan.

Los planes de coordinación de la COI-UNESCO prevén que las comunidades se capaciten para desempeñar un papel activo, procediendo a su propia evacuación de las zonas costeras cuando noten los temblores de un fuerte seísmo u oigan un ruido estruendoso parecido al de un tren o un avión a reacción. Los itinerarios de evacuación deben ser muy visibles y estar bien señalizados, de tal manera que muestren cuáles son los accesos más idóneos a los terrenos en altura cercanos, o bien a los pisos más altos de los edificios construidos a prueba de tsunamis.

11 de marzo, 14:16 UTC - El nivel del mar desciende

A medida que el tsunami se acerca al litoral, el mar se retira de éste debido al efecto de vacío provocado por su fuerte oleaje. Las aguas que bordean las costas de Anguila, la más septentrional de las Islas de Sotavento pertenecientes al archipiélago de las Antillas Menores, retroceden espectacularmente poniendo al descubierto el arrecife de coral situado a baja profundidad y dejando varados en la arena y las rocas a muchos animales marinos.

Con esta expansión del litoral la naturaleza nos está avisando que se aproxima un tsunami. Es una señal de que quedan solamente unos segundos, o como mucho cinco minutos, para encajar de lleno el impacto de la primera ola.

Cuando el mar desaparece



Los supervivientes del tsunami que azotó el Océano Índico en 2004 dijeron que en Indonesia y Tailandia las aguas del mar habían llegado a alejarse del litoral hasta unos 2,5 kilómetros de distancia. Las personas presentes en las playas expuestas al peligro, entre las que había muchos niños pequeños, en vez de huir permanecieron en ellas observando el fenómeno y cogiendo los peces que habían quedado varados en la arena o las rocas.

La falta de conocimientos de la gente sobre los tsunamis y la inexistencia de un sistema de alerta coordinado contribuyeron a la elevada pérdida de vidas humanas que se registró. Se estimó que el maremoto había causado unas 227.000 muertes en 14 países, siendo los más duramente afectados la India, Indonesia, Sri Lanka y Tailandia.

Gracias a las tradiciones orales y folklóricas surgidas a raíz de haber sido víctimas de tsunamis en otros tiempos, algunas comunidades costeras de Indonesia todavía saben en qué momento es preciso proceder a la evacuación de la población, pese a la inexistencia de sistemas de alarma.

La tragedia de 2004 puso de manifiesto la importancia que tiene conocer cuáles son los signos anunciadores de que un tsunami se acerca a la costa.

La “desaparición del mar” es un fenómeno que puede que no se produzca en absoluto. A veces el oleaje crece repentinamente sin ningún signo premonitorio, cogiendo por sorpresa a la gente y dándole muy poco tiempo para escapar.

Usando nuestros sentidos podemos detectar la llegada de un tsunami

Señales de evacuación por tsunami

11 de marzo, 14:20 UTC – Rompe la primera ola del tsunami

El maremoto provocado por el seísmo se acerca a la costa, su parte delantera empieza a perder velocidad en las aguas menos profundas y debido a esa ralentización la primera ola surgida repentinamente crece hasta alcanzar una altura de veinte metros como máximo. Esa descomunal muralla de agua se precipita contra el litoral arrasando todo a su paso. Su fuerza es lo suficientemente fuerte para volcar barcos, tumbar palmeras y barrer las cabañas de las playas.

¿Por qué se denomina “tsunami” este fenómeno?



Cuanto más llana es la costa, más fuerte es el impacto de las olas. Por eso, los efectos de los tsunamis son más devastadores en los puertos, las playas y las desembocaduras de los ríos. De ahí que en Japón, un país que los ha sufrido con frecuencia, se haya dado a estos fenómenos el nombre de “tsunami” que significa literalmente “ola de bahía o de puerto”. Denominación que ha pasado después a muchos idiomas.

11 de marzo, 14:40 UTC – Rompe la segunda ola

Los tsunamis siempre se producen en oleadas sucesivas. Puede ocurrir que la primera ola no sea la más fuerte, ya que a menudo las más grandes suelen ser la segunda y las que vienen detrás de ésta.

La segunda ola viene a medir unos 30 metros de altura y rompe muy poco después del estallido de la primera, apenas pasados unos cinco minutos. Las zonas costeras quedan totalmente devastadas y anegadas por las aguas.

…Luego escuchamos el ruido de una segunda ola y de otra más. No quedó ni una casa …

Markus KailhuluSuperviviente de un tsunami

Relato del superviviente de un tsunami

En 1950, cuando un tsunami azotó las Islas Molucas, Markus Kailhulu tenía 12 años de edad y vivía en la aldea de Hutumuri (Indonesia). Habiéndose puesto a salvo en una zona situada a mayor altura que la aldea, los vecinos de ésta pudieron presenciar su destrucción.

Desde allí arriba –nos cuenta– vimos primero lo que parecía una inundación. Luego escuchamos el ruido de una segunda ola y de otra más. No quedó ni una casa, todas habían desaparecido barridas por el oleaje. Después de chocar con el borde de la altura donde estábamos, las olas refluyeron llevándose consigo nuestros hogares. La iglesia fue el único edificio que quedó en pie.

Markus KailhuluSuperviviente de un tsunami

11 de marzo, 15:00 UTC – Rompen más olas

Las dos primeras olas han sido otras tantas murallas de agua descomunales. Las olas subsiguientes se asemejan más a una marea ascendente que inunda las zonas costeras, arrastrando todos los restos de los destrozos causados por las olas anteriores.

Barrios enteros han desaparecido. Desde las colinas en las que ha buscado refugio la gente mira fijamente, entre temerosa y estupefacta, el devastador panorama que se extiende ante sus ojos.

El Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis



La gente que ha experimentado el paso arrollador de un tsunami tiene que ser consciente de que este fenómeno puede no haber terminado y debe esperar siempre la confirmación oficial de que no hay peligro para volver a la zona afectada. Es esencial concienciar y educar a las comunidades, a fin de que sus ciudadanos puedan estar preparados para saber cómo reaccionar ante los tsunamis y hacer frente a sus consecuencias. La proclamación del Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis es fruto de una idea del Japón que ha recibido el apoyo de las Naciones Unidas. En efecto, debido a su prolongada experiencia en la lucha contra los tsunamis, este país ha adquirido a lo largo de los años una gran competencia en materia de emisión de alertas tempranas y de concienciación del público para atenuar los posibles impactos de estos fenómenos. La conmemoración de este Día, que se celebra el 5 de noviembre de cada año, tiene por objeto exhortar a los países, los organismos internacionales y la sociedad civil a que sensibilicen más al público a la importancia de estar preparados contra los tsunamis y de compartir soluciones y métodos innovadores para reducir el número de muertes y devastaciones que causan. Por formar parte de los grupos más vulnerables a estos fenómenos, a los niños se les enseña mediante carteles, folletos, cursos de aprendizaje electrónico, directrices y juegos educativos cómo identificarlos y afrontarlos.

Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis

“El juego es divertido y merece la pena ensayarlo”. El juego de mesa “Listos para afrontar los tsunamis” – Celebración del Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis 2021 en la región del Océano Índico.

El juego de mesa “Listos para afrontar los tsunamis”

El Centro de Información sobre los Tsunamis en el Océano Índico ha concebido para los niños que viven en comunidades costeras un juego de mesa denominado “Listos para afrontar los tsunamis”. Sasa Tsairoo, un joven jugador que participó en las actividades del Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis 2021, nos ha dicho a este respecto: “Jugando he podido aprender un montón de cosas, por ejemplo qué podemos hacer en nuestra comunidad y en nuestra familia, así como en el plano personal, para atenuar los efectos de un tsunami. El juego es divertido y merece la pena ensayarlo”.

11 de marzo, 19:43 – Empiezan los trabajos de rescate y recuperación

Las autoridades locales han emitido un aviso de cese de la alerta, comunicando que ya se puede volver en condiciones de seguridad a las zonas costeras. La gente se ha apresurado a echarse a las calles, un tanto aturdida. En medio de la inundación y la devastación reinantes, equipos de búsqueda y socorro se afanan recorriendo todas las islas del archipiélago en un desesperado intento de encontrar supervivientes. Se han colapsado instalaciones y servicios públicos esenciales como el abastecimiento de agua, las telecomunicaciones, las tuberías de gas y las líneas eléctricas. La costa está devastada con inundaciones, incendios, edificios dañados, escombros, desechos y vertidos de sustancias peligrosas. Hay muchas personas desaparecidas y son muchas más aún las que han perdido sus hogares y deben albergarse en refugios provisionales, o edificios públicos, hasta que empiecen las obras de reconstrucción.

¿Realidad o ficción?



Este informe es, de hecho, el escenario ficticio de un tsunami en el Caribe, basado en el ejercicio de simulacro denominado “Caribe Wave”

“Caribe Wave” es un ejercicio anual de preparación contra los tsunamis establecido por las Naciones Unidas y supervisado por la COI-UNESCO. La fecha escogida para la realización de este simulacro, el 11 de marzo, no fue fruto de la casualidad porque en ese mismo día del año 2011 el Japón sufrió la acometida de un seísmo y de su consiguiente tsunami que acabaron con la vida de unas 16.000 personas.

Bajo la supervisión de la COI-UNESCO, los simulacros realizados en el marco de este ejercicio permitieron a los organismos de gestión de desastres, así como a las comunidades asentadas en zonas de peligro, probar, validar y actualizar sus planes de respuesta a los tsunamis. 

Hasta 800.000 personas participaron en 2019 en la realización del ejercicio, que consistió en afrontar una presunta catástrofe centrándose en la coordinación entre los países participantes, en el perfeccionamiento de los procedimientos de respuesta a los desastres naturales y en la preparación práctica de las poblaciones locales para afrontarlos.

Estos simulacros también desempeñan un papel fundamental en el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades, debido a que en la región del Caribe los tsunamis constituyen una amenaza real. En los últimos 500 años, esta región sufrió el azote de unos 75 fenómenos de este tipo. Además, algunos países ribereños del Golfo de México se ven también expuestos a una doble amenaza ya que, por el hecho de tener costas en el Pacífico, pueden padecer la acometida de eventuales tsunamis generados en este océano.

Gracias a ese ejercicio anual, más de 50 comunidades costeras se han hecho acreedoras a ser reconocidas como “Listas para afrontar tsunamis”. Esta distinción significa que poseen los instrumentos y métodos necesarios para hacer frente no sólo a los tsunamis, sino también a otros riesgos costeros.

El reconocimiento de estar “Listos para afrontar los tsunamis”



Desde 2021 se ha puesto a prueba en seis países el programa de la UNESCO “Listos para afrontar tsunamis”, y en otros siete su aplicación está en curso. Este programa apunta a crear comunidades capaces de resistir a los desastres mediante una concienciación acerca de sus peligros y mediante la preparación de estrategias para que se adopten con vistas a proteger la vida, los medios de subsistencia y los bienes inmuebles de los habitantes contra los eventuales tsunamis que podrían producirse en el futuro.

Para nosotros, en Saint Kitts y Nevis, uno de los logros de haber obtenido el reconocimiento de estar ‘Listos para afrontar tsunamis’ fue haber adquirido la capacidad necesaria para fortalecer nuestro grado de preparación contra los desastres. Fue algo muy importante y esencial englobar los riesgos costeros en nuestro cometido.

Abdias SamuelCoordinador Nacional para Desastres en la Agencia Nacional de Gestión de Situaciones de Emergencia de Saint Kitts y Nevis

“La capacidad para fortalecer nuestro grado de preparación contra los desastres” – Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis 2021 en Saint Kitts y Nevis

Estar preparados para afrontar eventuales tsunamis en el futuro

Millones de personas viven en zonas costeras de todo el mundo donde la elevación del nivel del mar está incrementando el riesgo de que se produzcan tsunamis.

En 2021, las Naciones Unidas se fijaron el objetivo de lograr de aquí a 2030 que todas las comunidades en situación de riesgo por eventuales tsunamis estén preparadas para afrontarlos. La acreditación “Listos para afrontar tsunamis” de la COI-UNESCO muestra cómo comunidades y países diferentes están preparados para poder reducir los riesgos de desastres costeros que, por ser causantes de numerosas muertes y destrucciones, asestan un rudo golpe a los medios de subsistencia de las poblaciones vulnerables.

Mejorando los sistemas de alerta, fortaleciendo su grado de preparación y ejercitándose con simulacros de respuesta a los tsunamis, las comunidades pueden estar listas para afrontarlos y resistirlos mejor actuando todas juntas.

“El programa ‘Listos para afrontar los tsunamis’ reduce el riesgo que pueden correr nuestras comunidades” – Día Mundial de Concienciación sobre los Tsunamis 2021