Artículo

Qué debemos saber acerca del informe mundial de la UNESCO sobre el abandono escolar por parte de los niño

Boys disengagement from education - report

Las niñas tienen más dificultades para acceder a la educación y son más propensas que los niños a no asistir a la escuela, en particular en los grados de primaria. Pero mientras más avanzamos en los grados educativos, la situación de los niños se vuelve más problemática. En su nuevo informe mundial sobre el abandono escolar por parte de los niños, la UNESCO propone respuestas a algunas cuestiones importantes sobre la educación y la igualdad de género.

¿Cuál es la situación de los niños en materia de educación?

A escala mundial, 132 millones de niños no están escolarizados, esto representa más de la mitad de la población mundial de jóvenes no escolarizados y más que las 127 niñas no escolarizadas.

No dejar a ningún niño atrás: Informe escolar sobre el abandono escolar de los varones ((resumen en español) demuestra que es a los niños a quienes la educación deja cada vez más rezagados. Son ellos los que corren el riesgo de repetir, de no progresar, de no terminar sus estudios y de no aprender en la escuela. Mientras en el pasado la desvinculación y el abandono escolar de los niños constituían una preocupación sobre todo en los países de ingreso alto, numerosos países con ingresos bajo y medio han constatado una inversión en las disparidades entre las niñas y los niños, siendo ahora estos últimos los más rezagados con respecto a las niñas en materia de escolarización, culminación y adquisición del aprendizaje.  

Los niños tienen más probabilidades que las niñas de repetir los grados de primaria en 130 países y son más propensos a no realizar estudios superiores en 73 países. A escala mundial, solo 88 hombres por cada 100 mujeres se han matriculado en el nivel terciario.

¿Qué hace que los niños abandonen la educación?

La pobreza y la necesidad de trabajar figuran entre los principales factores del abandono escolar de los niños. En Filipinas, por ejemplo, el 75 por ciento de los niños inscritos en el primer ciclo de educación secundaria terminan un ciclo completo de estudios, un porcentaje que disminuye al 40 por ciento en los hogares más pobres. En ciertos países, los niños pobres se encuentran en peor situación que las niñas pobres. Por ejemplo, en Bangladesh, entre los habitantes más pobres, 82 niños por cada 100 niñas han terminado la enseñanza primaria.

Las normas y expectativas de género repercuten en la motivación y el deseo de aprender de los niños. En numerosos contextos, las actividades escolares y ciertas asignaturas se consideran contrarias a las expresiones de masculinidad, por lo que la educación se vuelve más impopular entre los niños.

Determinadas prácticas como la repartición de los alumnos según el nivel en las clases y la separación entre los géneros contribuyen a que los niños se sientan menos motivados, a sus bajos rendimientos y a que se desvinculen de la educación. Una disciplina estricta, los castigos corporales y otras formas de violencia basada en cuestiones de género en el entorno escolar también repercuten negativamente en los resultados escolares y en el nivel educativo de los niños. Estos se encuentran más expuestos que las niñas al acoso físico y a menudo se convierten en el blanco del acoso por su orientación sexual real o percibida y su identidad o expresión de género. 

¿Qué supone esto para las niñas?

El mejoramiento de las oportunidades educativas para las niñas sigue siendo de importancia capital para lograr la igualdad de género en la educación y mediante esta. Todavía hay demasiadas niñas que no están escolarizadas en el mundo.

En numerosos países, las niñas siguen teniendo dificultades para acceder a una educación de calidad, y deben hacer frente también a las desigualdades, la discriminación y la explotación durante la transición hacia el mundo laboral y la vida adulta, incluso cuando obtienen mejores resultados que sus compañeros varones en la escuela.

Garantizar el acceso a una educación de calidad para todos no es un juego de suma cero. Es importante velar por que se haga hincapié en que la realización de la paridad y la igualdad de géneros no deje a los niños atrás. Apoyar a los niños no significa que las niñas se conviertan en las perdedoras o viceversa. Al contrario, la igualdad de oportunidades en materia de educación beneficia tanto a las niñas como a los niños, así como a la sociedad en su conjunto.

¿Por qué esto resulta tan importante?

 

La educación es un derecho humano de todos, sin hablar de su influencia positiva en el crecimiento económico y en los salarios. Pero para los niños que no terminan sus estudios básicos, el precio puede ser muy alto – con efectos en sus perspectivas de empleos en el futuro, sus salarios y su satisfacción en el trabajo, así como en las decisiones y los comportamientos, algo que afecta a su vez la salud de niños y hombres, influye en el papel que desempeñan como ciudadanos y en las decisiones familiares.

Se observa que los hombres instruidos tienen más probabilidades de tratar a las mujeres y a los hombres en igualdad de condiciones y de manifestarse en favor de la igualdad de género. Los niños que han realizado estudios secundarios son más propensos a condenar la violencia basada en el género. Contrarrestar la desvinculación y la posición de desventaja de los niños en el ámbito educativo puede ser un elemento transformador que promueve la igualdad de género, reduce la violencia y protege el futuro de todos.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Una acción centrada en el mejoramiento de las oportunidades educativas de los niños no solo es beneficiosa para el aprendizaje, las posibilidades de empleo, los ingresos y el bienestar de los niños, sino que también lo es para lograr la igualdad de género y resultados económicos, sociales y sanitarios deseables.

Para que ningún niño quede rezagado, las partes interesadas – los gobiernos, los asociados del desarrollo (las organizaciones bilaterales y multilaterales, la sociedad civil, el sector privado y las universidades), las comunidades, las escuelas, las familias y tutores y los alumnos – deben trabajar conjuntamente en el marco de acciones adaptadas al contexto específico de cada país.

El informe propone un conjunto de recomendaciones concretas, fundamentalmente programas de aprendizaje flexibles y materiales pedagógicos y de aprendizaje inclusivos, el reforzamiento de la legislación y la reglamentación del trabajo, la aplicación de códigos de conducta para los docentes y educandos, la abolición de las políticas de repetición de grado, la lucha contra las normas de género y las masculinidades nocivas, la inversión en los datos desglosados por sexo y mucho más aún.

¿Qué puede hacer al respecto?

Infographic