Reserva de Biosfera Maya: un referente latinoamericano, un ejemplo al mundo

El proyecto Guatecarbon, que se desarrolla en Guatemala, busca disminuir la deforestación y el dióxido de carbono de la atmósfera a través de un modelo forestal comunitario, el cual demostró ser un caso de éxito para ilustrar cómo los sitios UNESCO enfrentan al cambio climático

Volcanes, selva, trópico, humedales y bosques, Guatemala es un país megadiverso. Su particular trama natural y cultural lo convierte en uno de los lugares más singulares del planeta. Dentro de sus tierras descansa la Reserva de Biosfera Maya con más de 2.000.000 de hectáreas de extensión dedicado al resguardo de la riqueza natural y cultural de una quinta parte del territorio nacional. Su majestuosa y húmeda belleza se enmarca en un sinfín de especies silvestres, fauna, flora, campos verdes y montañas. La cruzan ríos, lagos, arroyos y lagunas. Un asombroso ecosistema natural que se enreda junto al misticismo de perlas arqueológicas, consideradas valiosos iconos históricos de la civilización Maya. Pero hay riesgos que amenazan este entorno. Existen incendios forestales, cacería ilegal, talas ilícitas y asuntos vinculados al narcotráfico, según reporta el gobierno guatemalteco.

Hace 31 años que UNESCO designó la Reserva de Biosfera Maya con el espíritu de proteger la mayor superficie de bosque tropical que existe en Centroamérica. Desde 1990 los gestores y actores de la Reserva de Biosfera promueven el equilibrio entre las actividades humanas que allí se desarrollan y el cuidado de la biosfera, mediante soluciones innovadoras. Las comunidades locales y el gobierno del Guatemala impulsaron el proyecto Guatecarbon, un ejemplo en la región para conocer cómo los sitios de la UNESCO contribuyen a mitigar el cambio climático.

La UNESCO lanzó recientemente la Plataforma de Cambio Climático, Riesgo y Resiliencia en sitios de la UNESCO en América Latina y el Caribe con el propósito de acercar buenas prácticas y conocer e intercambiar las acciones generadas para enfrentar el cambio climático en Reservas de Biosfera y Geoparques mundiales de la UNESCO. La Reserva de Biosfera Maya, particularmente, se gobierna a través de concesiones, la mayoría de las cuales, son colectivos comunitarios.

La historia de un caso de éxito

El proyecto de Guatecarbon busca reducir las emisiones de dióxido de carbono desde el departamento de Petén en la Reserva de la Biosfera Maya, a través del desarrollo de una propuesta forestal comunitaria y sostenible. Es implementado por la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP) y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas de Guatemala (CONAP). Mediante proyectos productivos acompañados de iniciativas sociales y de un sistema de vigilancia del territorio, los socios buscan preservar la diversidad biológica y cultural. Configuran una solución climática inteligente para evitar la deforestación, generar ingresos y evitar el desplazamiento de la población. Mientras tanto, limitan las emisiones de dióxido de carbono.

Guatecarbon tiene como objetivo generar, cuantificar y comercializar las emisiones evitadas de dióxido de carbono, que se consiguen por la reducción de la deforestación y la mejora de la calidad de vida de las comunidades que habitan en la Zona de Uso Múltiple (ZUM) de la reserva. Y los resultados son asombrosos. “El proyecto Guatecarbon generó un efecto positivo neto de 1.23 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) entre 2012 y 2014, evitando la deforestación dentro del área del proyecto.

Julio Valiente Tello es uno de los rostros de esta experiencia. El guatemalteco de 44 años revela que el mayor distintivo del proyecto es que surge desde el seno de la comunidad local y que se pensó para obtener “beneficios sociales y económicos”, y ganar un impacto positivo en “la biodiversidad, en el clima mundial y en las futuras generaciones mediante el uso sostenible del bosque”.

Tello integra el Comité Técnico y Directivo del proyecto y, además -y tal vez lo más atractivo- es que Guatecarbon se convirtió en su medio de vida. Como concesionario realiza labores de monitoreo y patrullaje de los bosques. Vigila, controla, revisa. Se capacita, estudia y aprende. Trabaja activamente en la prevención de incendios, aplica recursos propios del manejo forestal sostenible. Y así se gana su vida.

“El espíritu de fondo de esta iniciativa no es solamente comercializar los créditos de carbono, sino conseguir un uso sostenible del bosque de la Reserva de Biosfera Maya a largo plazo, aprovechando las bondades del bosque. Cuidamos del bosque de la misma manera que el bosque cuida de nosotros”, distinguió Tello, y especificó: “Más del 35% de los ingresos que se perciben del bosque son devueltos al mismo en forma de protección y patrullajes para evitar actos ilícitos, tala del bosque, cacería, incendios forestales, invasiones, ganadería ilegal, entre otros”.

Reconoce que el proyecto desarrollado en la Reserva de Biosfera Maya lo enriqueció en un sinfín de aspectos, tanto técnicos como personales:

“Aquí todos aprendemos sobre cambio climático, sobre derechos de uso y manejo de los bosques, asuntos de comercialización, control de incendios. También sobre temas legales con respecto a los derechos de las reducciones de emisiones y mercados de carbono entre otros”.

El guatemalteco está convencido que la Reserva de Biosfera Maya es un valioso referente que tiene América Latina para que otros países conozcan los proyectos desarrollados y adopten aquellos conocimientos que sean extrapolables a localidades fuera de Guatemala.

“Muchos han venido a conocer el modelo forestal comunitario de la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP) en donde se trabaja de la mano con el gobierno a través del Consejo Nacional de Áreas Protegidas, por ser tierras del estado. Además, el proyecto Guatecarbon también se reconoce como referente en los derechos de uso y manejo del bosque llevado a cabo por las comunidades locales que viven del bosque”, agregó.

Los números

Gracias al proyecto Guatecarbon, la Reserva de Biosfera Maya tiene un enorme potencial de reducción de emisiones de carbono. “Podemos hablar de una reducción de 37 millones de toneladas de CO2 en 30 años, según los cálculos de la metodología VM0015” (la metodología utilizada para estimar la reducción de emisiones) puntualizó Tello, y agregó que Guatecarbon se encuentra dentro del Programa Nacional de Reducción de Emisiones de Guatemala, desde donde se contribuye con los CND (Contribuciones Nacionales Determinadas que se derivan del Acuerdo de París).

“Con el Proyecto Guatecarbon se muestra que las Reservas de Biosfera y los Geoparques mundiales de la UNESCO no son solamente imprescindibles para las estrategías nacionales de biodiversidad (las ENBs) , sino también, se pueden contribuir de manera determinante a las llamadas contribuciones nacionales determinadas (las CNDs), que son exigidas por el Acuerdo de París”, señaló Serena Heckler, la especialista de Ciencias Naturales para la oficina regional de la UNESCO en América Latina y el Caribe.

En el año 2019, Guatemala fue electo como uno de los países participantes en el Fondo Colaborativo para el Carbono Forestal (FCPF), para realizar un acuerdo de compra-venta de reducción de emisiones -ERPA- a través del Programa de Reducción de Emisiones del país, en donde le proyecto Guatecarbon complementará para el cumplimiento de la meta de reducción de 10.5 millones de toneladas de CO2 dentro del compromiso de país para los próximos 4 años, con la finalidad de recibir pago por resultados.

El Sr. Tello explica la importancia de asegurar una gobernanza participativa e inclusiva:

“La Reserva de Biosfera Maya es una excelente oportunidad para demostrar que los bosques manejados desde las comunidades locales, permiten mantener la cobertura de sus territorios y obtener beneficios equitativos. Hemos logrado mejorar la cobertura de la Reserva de Biosfera, recuperamos áreas de bosque evitando la deforestación y degradación de los ecosistemas”, resaltó Tello, y por sobre todo, remarcó que lo más importante es reconocer los derechos de las comunidades. “Continuar dando la oportunidad que los bosques sean manejados por nosotros, ya que se ha demostrado que para vivir necesitamos de dos cosas importantes; conservar y cuidar los beneficios del bosque”, concluyó el guatemalteco.