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Un galardonado de la UNESCO permite que las mujeres y las niñas de Sri Lanka ocupen su lugar en el ámbito emergente de las tecnologías

Un proyecto que tiene como objetivo ayudar a las niñas y mujeres de Sri Lanka a acceder al ámbito de las tecnologías emergentes para que puedan aprender y triunfar recibió el Premio UNESCO de educación de las niñas y las mujeres, en su edición de 2020.

NextGen Girls in Technology, el proyecto galardonado, fue puesto en marcha por la Fundación Shilpa Sayura, creada en 2005, en Sri Lanka, para proporcionar a las jóvenes y los jóvenes campesinos un acceso digital a la educación nacional y que puedan perfeccionar sus competencias en materia de tecnologías.

Reducir las desigualdades entre los sexos en materia de interés y competencias

Son demasiadas las niñas que se ven frenadas por la discriminación, los prejuicios, las normas sociales y las expectativas que repercuten en la calidad de la educación que reciben y en las asignaturas que estudian. Aunque Sri Lanka se ha convertido en un centro en las cuestiones relativas a la tecnología y la innovación, la cantidad de niñas que estudian y cursan carreras en el ámbito de la tecnología es relativamente reducida.

“Existe cierta cultura de educación que hace que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se perciban como algo muy difícil. Los padres y los docentes tienen gran influencia en que se escojan asignaturas en las que se obtienen mejores resultados con mayor facilidad, tales como las de los ámbitos de la salud y la agricultura”, afirma Poornima Meegammana, directora para el desarrollo de los jóvenes de la Fundación Shilpa Sayura.

“Queremos cambiar la mentalidad que impulsa sistemáticamente a las niñas hacia las carreras de medicina, y a los niños hacia las de ingeniería”, añadió Niranjan Meegammana, docente principal.

Como los planes de estudio no han evolucionado a la par con la tecnología y que, a menudo, las mujeres abordan tardíamente este ámbito, las niñas tienen que realizar más esfuerzos para ponerse al día en la universidad y, al terminar sus estudios, se ven confrontadas a una brecha significativa entre sus competencias y las exigencias del mercado laboral. 

El aprendizaje mixto y los modelos son esenciales

“En Sri Lanka, muchos centros escolares ya poseen salas informáticas, pero no disponen de los dispositivos pedagógicos requeridos ni de la motivación necesaria”, explica Niranjan.

El proyecto aplica el aprendizaje mixto, que combina cursos en línea y talleres presenciales para aprender todo lo necesario en materia de informática, funcionamiento de la codificación en una computadora y del Internet de los Objetos (IO), además del aprendizaje automático y la inteligencia artificial. También facilita el aprendizaje compartido, la inventiva y el espíritu crítico.

“Hemos observado que las niñas necesitan más tiempo para ponerse al día, pero que avanzan con mucha rapidez una vez que se sienten confiadas”, afirma Poornima. “Lo que les falta muy a menudo son los tutores o los modelos para compartir sus ideas”. Poornima es un ejemplo viviente de la labor de la Fundación. Desde los 12 años participa en los programas educativos que propone la Fundación y dirige actualmente las actividades relativas al desarrollo de los jóvenes, entre las que figura NextGen Girls in Technology, el proyecto galardonado.

Para solucionar la escasez de modelos e incrementar las oportunidades de tutoría, el proyecto incita a los estudiantes universitarios que ya hayan participado en este a que regresen a sus antiguos centros escolares para que orienten a los alumnos más jóvenes.

Retrato de Rameela y Chathuni, dos tecnólogas en ciernes

El Proyecto NextGen ha formado a más de 1050 mujeres jóvenes y a 500 docentes en materia de las competencias requeridas por el sector de las tecnologías, tales como el aprendizaje automático, la seguridad cibernética y el diseño, y ha permitido que aumenten sus posibilidades para obtener una pasantía o un empleo. 

“Viajamos en tren y en camión para encontrarnos con las niñas y los niños, y muy a menudo constatamos que ya poseen las infraestructuras y las capacidades de aprendizaje, pero carecen de la formación necesaria”, afirmó Poornima.

Rameela Azeez perdió a sus padres durante el tsunami de 2004 y ha logrado matricularse en la universidad gracias a una beca. “Después de participar en el proyecto NextGen Girl, se convirtió en responsable del programa y obtuvo una beca en China. Asimismo, se benefició con una tutoría y de una formación para estudiar el aprendizaje automático, y actualmente trabaja en una prestigiosa universidad como ingeniera en investigación”, explica Poornima.

Cuando comenzó la Universidad, a Chathuni Thilakarathne la incitaron a estudiar medios audiovisuales múltiples, cuando en realidad estaba más interesada por la seguridad de la información. Gracias a NextGen Girls pudo participar en una formación sobre el Internet de los Objetos y la programación, y fue orientada por un tutor especializado en el ámbito de la especialización. Luego, cambió de disciplina y ahora estudia la tecnología de las redes y la seguridad de la información.

Creado en 2015 gracias a la financiación generosa del Gobierno de la República Popular China, el Premio UNESCO para la educación de las niñas y las mujeres se otorga anualmente a dos galardonados y consta de un importe de 50.000 dólares estadounidenses para cada uno de ellos, con el fin de impulsar su labor en el ámbito de la educación de las niñas y las mujeres.

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