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Un proyecto mauriciano permite descubrir el mar en las aulas con miras a proteger los arrecifes de coral

Este año, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP24), que tuvo lugar en Katowice, Polonia, reitera su llamamiento a favor de una acción urgente después de un año marcado por catástrofes climáticas devastadoras en todos los rincones del planeta. La conferencia dedicará la jornada del 13 de diciembre de 2018 al papel clave desempeñado por la educación. La isla Mauricio es un ejemplo concreto de la manera en que las personas evolucionan y hacen que sus modos de vida evolucionen también gracias a la educación a fin de mitigar los peores efectos del cambio climático.

 Cuando los miembros de Reef Conservation comenzaron su labor en 2004 sus actividades, que tenían como objetivo promover la utilización sostenible de la biodiversidad y de los ecosistemas costeros y marinos en Mauricio, tuvieron que hacer frente a un gran obstáculo: la mayor parte de las poblaciones locales no sabía nadar y no tenía ningún conocimiento básico de la vida submarina.

“Aunque somos un pequeño Estado insular en vías de desarrollo y rodeado de agua, en el que la pesca artesanal se practica mucho, pocas personas saben nadar. Por consiguiente, no saben mucho de la vida bajo la superficie del agua ni de los ecosistemas marinos, sin embargo, no se puede proteger lo que uno no entiende”, explicó Kathy Young, directora del proyecto.

Por ello, mediante un método bastante original, los miembros de Reef Conservation (uno de los candidatos al Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible en 2018) decidieron dar a conocer  la población el mar y su biodiversidad. Fue así como surgió Bis Lamer (que pudiera traducirse como “Autobús marítimo”) en 2014, una unidad móvil de educación que proporciona un aprendizaje interactivo a personas de todas las edades y comunidades territoriales de la isla.

La ONG adopta un enfoque basado en las alianzas y utiliza a biólogos profesionales cualificados, así como a un personal formado para implementar sus proyectos en cuatro ámbitos de acción: la formación, la educación y sensibilización, la investigación y el seguimiento, y la comunidad y conservación.

“Además de que los mauricianos le tienen cierto miedo al agua, existen pocos programas vinculados con el mar en las escuelas e instituciones, y los manuales escolares no han abordado realmente este tema”, afirmó el Sr. Sameer Kaudeer, coordinador de educación y formación.

Enseñanza y aprendizaje prácticos

Las cosas están cambiando, y Reef Conservation contribuye y favoriza el cambio al proporcionar una enseñanza y un aprendizaje prácticos sobre temáticas vinculadas con las costas y los fondos marinos, fundamentalmente sobre la cadena alimentaria y el crecimiento de los corales, desde una perspectiva que demuestra cómo los cambios climáticos pueden afectar a una isla como Mauricio.

“Durante una de nuestras sesiones corrientes, podemos comenzar con el estudio del plancton gracias a un microscopio o utilizar pantallas táctiles interactivas para navegar dentro de los arrecifes coralinos y observar a los bebés de coral en su primera etapa de desarrollo”, explicó Sameer.

“Disponemos de juegos de pesca en que los alumnos aprenden el tamaño mínimo para poder pescar determinado pez, y un juego en el que una tortuga debe evitar el plástico cuando se alimenta de medusas. Después, estudiamos cómo el plástico afecta al ecosistema y las diferentes especies. Al descubrir hasta qué punto el plástico que echamos al mar puede llegar por sí solo hasta nuestros platos, así como la existencia de microesferas en casi todos los productos cosméticos, tenemos mucha influencia en las personas presentes.”

Explotar los recursos naturales de manera sostenible

El proyecto colabora también con las comunidades costeras para explicar a los pescadores el ciclo de la vida de las especies marítimas y cómo explotar sus recursos naturales de manera más sostenible.

La isla, que ha conocido un desarrollo muy rápido debido a la industria azucarera, debe hacer frente en lo adelante a nuevos retos para su desarrollo vinculados con el turismo, un sector que ejerce una presión creciente en sus recursos naturales.

“Hemos desarrollado dos talleres de formación que otorgan diplomas reconocidos por la Autoridad de cualificaciones de Mauricio para los operadores turísticos, hoteles y operadores de barcos, así como para todos los agentes del sector turístico”, afirmó Kathy.

“La industria turística se interesa cada vez más en los ecosistemas y desea saber qué debe decir a sus clientes. Trabajamos con las cadenas hoteleras al proporcionarles instrumentos de aprendizaje y materiales pedagógicos para los círculos infantiles, así como letreros informativos en las playas que explican tanto las malas prácticas como las idóneas”, afirmó.

Desde la presentación del proyecto, Bis Lamer ha llegado a 32.021 personas, de las cuales 23.236 son alumnos y 8.785 adultos.

En el futuro desean poner en marcha un segundo autobús para ampliar y profundizar su método.

“Nos quedan todavía muchas personas por sensibilizar, y queremos seguir trabajando con los niños durante toda su escolaridad”, dijo Kathy. “También deseamos ampliar el equipo y ser capaces de abarcar más temáticas y ofrecer un enfoque más global, dado que todos los ecosistemas están vinculados. Aunque por ahora nos centramos en los ecosistemas costeros y marítimos, hemos comenzado a ocuparnos de los recursos de agua dulce que se encuentran vinculados con el océano.”

Se prestará mayor atención a los esfuerzos que integran el programa Bis Lamar en sus planes de formación para docentes que imparte el Instituto de Educación de Mauricio, así como al reforzamiento del seguimiento y la evaluación del programa.

“Podemos apreciar que el proyecto funciona, ya que cuando organizamos jornadas de puertas abiertas, los niños se sienten capaces de responder con seguridad a las preguntas que les hacemos sobre los arrecifes coralinos. Podemos constatar que las informaciones han sido asimiladas, pero debemos sentirnos capaces de probarlo de manera sistemática. Definitivamente necesitamos un mecanismo para evaluar el efecto del programa en los cambios de comportamientos”, afirmó Kathy.

Por otra parte, Bis Lamer recibe numerosas peticiones por parte de las escuelas e instituciones que lo invitan para que vuelva cada año a fin de dirigir sesiones de sensibilización.

Los participantes no paran de aprender a lo largo de toda la vida gracias a la existencia de un conjunto de voluntarios comprometidos que están siempre listos para ayudar al equipo del Bis Lamar a fin de promover la conservación y las acciones sostenibles.

La educación es el elemento más poderoso que prepara a las sociedades para que hagan frente a los desafíos mundiales que plantea el cambio climático. La educación proporciona a las personas, las comunidades y al público en general las actitudes y los conocimientos necesarios para participar en la construcción de sociedades ecológicas, con emisiones débiles, y resilientes de cara al cambio climático. La UNESCO estimula la Educación sobre el cambio climático en el marco de su programa de Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS). Durante la jornada del 13 de diciembre de 2018 dedicada a la educación en el marco de la COP24, la UNESCO y sus socios organizarán un conjunto de manifestaciones con miras a promover la educación y, en particular, la EDS como parte de toda estrategia cuyo objetivo es combatir los efectos del cambio climático, aplicar los acuerdos mundiales y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.